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Acercando la ciencia a los más pequeños

El mundo de la ciencia tiene muchos de efectos positivos sobre el aprendizaje de los más pequeños: les anima a trabajar en equipo, estimula su curiosidad, aprenden a hacerse preguntas y buscar soluciones, desarrollan su pensamiento crítico, y no menos importante: la ciencia es muy divertida.

Solo hay que ver la fascinación que ejercen sobre los niños los experimentos caseros, o lo que se ilusionan viendo crecer sus propias plantas.

Estas son las preguntas más frecuentes que los padres se realizan respecto a la ciencia, y aquí tenemos las respuestas:

¿Son demasiado pequeños para aprender ciencia?

A partir de los 6 meses los bebés ya empiezan por sí solos a experimentar. Es la forma que tienen de interactuar con el entorno. El método de ensayo y error es el más utilizado a partir del primer año para explorar y  descubrir cómo funcionan las cosas. Aprovecha esa curiosidad innata y utilízala para mostrarles el pensamiento científico.

¿Para qué vale enseñarles ciencia desde tan pequeños?

Es uno de los caminos para promover el pensamiento crítico y la heterodoxia, una de las lecciones más importantes que podemos ofrecerles en el comienzo de su vida. A través de la educación en ciencias, los pequeños se acostumbran a plantearse preguntas, interpretar resultados y extraer sus propias conclusiones.

¿Valdrá de algo este aprendizaje cuando sea mayor?

Claro que sí, las formas de pensamiento típicas de la búsqueda científica son cada vez más demandadas, tanto en entornos personales como profesionales. Habilidades muy desarrolladas en el entorno científico como la observación, clasificación, comunicación y experimentación les ayudarán a entender mejor el mundo cuando sean más mayores.

¿Cómo puedo enseñar ciencia de una forma divertida?

Experimentando. Construye sencillos experimentos y envuélvelos en un círculo de misterio para llamar la atención de los pequeños. Verás cómo enseguida se enganchan, y cómo aprenden mucho con cada uno de ellos.

¿De dónde saco experimentos sorprendentes?

Youtube está repleto de experimentos sencillos, hechos a partir de materiales fáciles de conseguir y con la consiguiente explicación del principio físico o químico subyacente. No te compliques la vida con experimentos complicados cuando hay un montón de opciones de bajo costo.

¿Qué puedo y que no puedo esperar de los pequeños?

Las personas adultas tendemos a esperar respuestas rápidas, pero los pequeños suelen necesitar un poco más de tiempo. Dales espacio para que puedan razonar por sí solos, sin limitar ni condicionar su línea de pensamiento. Seguramente nuestros niños empezarán a dar respuestas lógicas y creativas. Si no es así, continúa lanzándoles preguntas cada vez más precisas en las que aportes pistas, para que ellos puedan averiguar las respuestas por ellos mismos.

¿Cómo les explico el experimento y su base científica para que resulten interesantes?

La comunicación directa, con un lenguaje natural y fluido, es esencial para mantener su interés. Utiliza ejemplos concretos sobre los científicos que han desarrollado las teorías estudiadas, para que también aprendan sobre ellos y sus descubrimientos. Por ejemplo, saber que a Einstein no le iba muy bien en el colegio a pesar de su genio intelectual les ayudará a empatizar con su figura.

¿Magia o ciencia?

Si bien hablamos de envolver los experimentos en un círculo misterioso para atraer la atención de los más pequeños, es importante diferenciar las cosas racionales de las que no lo son, o poder probar las afirmaciones mediante un método científico. Con experimentos como el del ‘huevo mágico’ (con un simple huevo duro y un poco de vinagre en una jarra), o el clásico de la tinta invisible (con papel, un pincel y zumo de limón) puedes introducirle fácilmente en conceptos como el de la ósmosis, la permeabilidad o la oxidación.

 

¡Ya lo vemos!

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